Yoga Para Personas con Dolor Crónico

Autor: Neil Pearson, Fisioterapeuta y Yogaterapeuta.

Traducido: Cecilia Dextre, Fisioterapeuta y Yoga Terapeuta

La práctica del yoga se recomienda ahora como una modalidad de tratamiento para las personas con dolor. Sin embargo, la idea de que el yoga sería beneficioso cuando duele al moverse, suena ridículo especialmente para las personas que experimentan dolor. En este momento, muchos profesionales de la salud estarían de acuerdo en que el yoga parece una mala idea, basándose en las posturas que creen que dañarán a las personas que sufren dolor. Por otro lado, la investigación científica sugiere firmemente que las prácticas de yoga ayudan a mejorar la facilidad de movimiento, a disminuir el dolor y a mejorar la calidad de vida en personas con muchas condiciones de dolor complejo.

El dolor es una experiencia única y compleja. Como tal, el yoga que funcionará mejor para la mayoría de los individuos, será único para esa persona. Tenemos que dejar de buscar soluciones simples a un problema complejo. Necesitamos dejar de buscar una respuesta que se ajuste a todo el mundo con dolor continuo. Y en el Yoga, necesitamos mirar más allá de las posturas físicas como la respuesta a los problemas de dolor.

Recientes informes de investigación y meta-análisis sugieren que el yoga es una modalidad efectiva para personas con dolor de espalda baja, latigazo cervical, osteoartritis, artritis reumatoide, síndrome de intestino irritable y fibromialgia.

Es evidente que
la investigación no puede afirmar que el yoga funcionará para todos los que
padecen estas condiciones, sin embargo, nos resultará difícil ignorar tantos
trabajos de investigación que muestran resultados positivos para personas con
condiciones de dolor tan divergentes. También deberíamos preguntarnos por qué
nuestra visión del yoga no coincide con la evidencia de la investigación.

No sabemos con
certeza por qué el yoga funciona. ¿Son las posturas, o la respiración, o las
prácticas de conciencia, o el cambio en la forma en que nos tratamos a nosotros
mismos, o encontrar más paz y alegría, o cambiar la forma en que actuamos en el
mundo? La ciencia nos proporciona algunas pistas, pero estamos en un punto en
el que quedan muchas conjeturas. La neurociencia, la investigación de la
psiconeuroinmunología, la investigación de la consciencia, y el ganar más
conocimiento de las fascinantes interacciones de cómo el diafragma, el corazón,
el sistema de lucha y las emociones interactúan, son perspectivas que la
mayoría de las noticias sólo han empezado a considerar. Parece claro que los
beneficios del Yoga no pueden ser atribuidos al fortalecimiento físico y al
estiramiento. Tal vez es tan simple como que el yoga proporciona un ambiente
seguro en el que uno puede tener experiencias repetidas en las que el
movimiento no es tan peligroso como se percibía anteriormente. Por muy
tentadora que sea esta premisa, parece una perspectiva demasiado simple.

El dolor es un
producto del cerebro. Creemos que es una de las formas en que nuestro organismo
puede motivarnos a cambiar nuestro comportamiento ante una situación
potencialmente peligrosa. Cuando el dolor persiste, lo experimentamos como un
mensaje de que no debemos movernos, o de que es peligroso hacerlo. Desafortunadamente,
si dejamos de movernos cuando el dolor aumenta, o si decidimos ignorar estos
mensajes, es probable que ninguno de los dos enfoques del dolor nos ayude a
recuperarnos.